Día 18
- Andres Munini.
- 1 feb 2018
- 3 Min. de lectura
Hoy fue mi última noche en casa de Gustavo, al levantarme y acomodar las cosas de cama, saque a BetiAna afuera de la casa y comencé a cargarla, luego, con Gustavo le pusimos el Slime que me había regalado su hermano Aldo a ambas ruedas. Almorzamos fideos Moñitos con salsa y carne y una vez listo, termine de alistarme para salir rumbo a Uspallata, para mi sorpresa Gustavo y Rosa me acompañaron hasta aquí. Ya en la autopista, paramos a cargar combustible, primero cargó Gustavo, luego yo, pero cuando voy a pagar él se ofreció regalarme la llenada, así que de lujo, un capo total, ya demasiado me ha dado una mano estos días, súper agradecido con él. Continuamos viajando rumbo a las montañas, pasamos por túneles y llegamos a Uspallata, tomamos unos mates con unas facturas que había comprado cuando cagamos combustible y yo fui a preguntar a Información Turística, que quedaba a unos pasos, que había para conocer en los alrededores, me dijo que estaba el Cerro Siete Colores, Las Bóvedas y el Cerro Tuquenderal, dónde en este último había pinturas rupestres, también pregunte en algún lugar para acampar, pero incluso el Camping Municipal me era caro, luego volví donde estábamos tomando mates, ellos se preparan para volver porque ya está anocheciendo y nos despedimos afectuosamente, una vez que ellos se marchan, voy a recorrer Uspallata, pero en un Kiosco y compro un paquete de galletitas para comer luego. Me fui entonces, a conocer Las Bóvedas, y me atendió una mujer muy amable que me explicó que allí se fundían el oro y la plata para ser exportados a España por los mismos españoles, después le pregunté si conocía algún lugar económico para acampar y me mando de una amiga suya, quien tenía un camping, pero el precio era más o menos igual, así que desistí. Volviendo para donde están Las Bóvedas, a pocos metros sobre la ruta hay una arboleda de altos álamos donde allí me metí, buscando un sitio donde armar la carpa, por suerte, en el fondo de ese tipo de bosquecito, encontré unos arbustos bastantes grandes, donde allí podría acampar y dejar a BetiAna sin que se vea desde ningún lado, siendo así, manos a la obra. Luego de revisar el camino por donde pasaría BetiAna, cuidando de que no haya nada que pueda pinchar las cubiertas, me subí en ella y fui entrando poco a poco, aunque en una parte era arena fina, pequeño detalle, donde se quedó atascada, pero luego de unos 5 minutos de ir de adelante para atrás y viceversa, logré sacarla, fue allí entonces, donde aparco a BetiAna al lado de donde armaría la carpa. Comienzo a descargarla, comenzando por la carpa, y la armé, luego el resto que fui metiendo dentro, cuando todo estuvo listo, la noche ya preponderaba y la oscuridad y el frio con ella. Al encontrar varias ramas secas, hice un hueco en el piso con la pala de camping y allí hice fuego, gracias a las ramitas que allí abundaban, y bueno, calentó lo suficiente para no sentir tanto el frio, de paso daba un poco de claridad. Me metí en la carpa y me puse a pasar los videos y fotos del día al pen drive desde el celular, así para mañana tener todo desocupado para seguir grabando momentos increíbles. Momentos más tarde, apago el fuego tapándolo con tierra para no provocar ningún incidente, pongo a cargar las cámaras y el celular dentro del baúl y me fui a descansar.
La frase de hoy es: “Cualquier lugar dónde te sientas cómodo, lo sientes como tu hogar”
Hasta Mañana!
Comments