Día 50
- Andres Munini.
- 5 mar 2018
- 2 Min. de lectura
Siendo las 14 hs, luego de desayunar y de almorzar, comencé a preparar a BetiAna para viajar rumbo a Santiago. El día estaba genial, con mucho sol y calor, luego de despedirme de Angélica, me fui a la estación de servicios para cargar combustible, luego de eso, comencé el viaje. Al programar la ruta en el gps, designe evitar peajes y autopistas, por ende, el viaje era más largo, pero de esa forma me gusta porque evita autopistas, es decir, me lleva por caminos secundarios, pasando por pueblos que son hermosos, cosa que por autopista no se ven, asi que se hace mas entretenido. Uno de los desvíos fue por la cuesta de Chacabuco, una ruta con curvas tan cerradas como una “V”, la cual disfruté muchísimo, ya que iba en subida, rodeando un cerro, que en el mismo camino, a un costado, había miradores, en los cuales paraba y apreciaba el paisaje, realmente maravilloso, y riéndome no podía creer lo que estaba viviendo. Llegué a Santiago y me esperaba la gente que vive en la casa de Angélica, así que luego de charlar y compartir momentos de risas, me mostró la habitación que era para mi, descargue la moto y luego me predispuse a ver que había para conocer en el lugar y alrededores. Era temprano, así que me fui a conocer el centro, me fui en metro, usando la tarjeta de pase de la Señora que vivía allí ya que me la ofreció, solo debí cargarle 2.000 pesos chilenos, unos 80$ argentinos. Llegué al centro y recorrí el lugar, había mucha gente por todos lados, vendiendo, ofreciendo e invitándote a entrar a algún restaurante. Fui al Mall para ver si podía conseguir una marmita y un anafe, pero estaba un poco caras y no disponía de dinero chileno para comprar, de más está decir que las casas de cambio ya habían cerrado y la única que estaba abierta me mataba con el cambio y la cola era larguísima, por lo que desistí esperar allí y volví a la estación del metro para regresar a La Florida, donde estaba parando. Llegué a la casa, cene unos mates y un poco de pan con mermelada y me predispuse a descansar. Me despido con esta frase: “Disfruta de cada día, porque será una aventura diferente” Hasta Mañana!
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