Día 31
- Andres Munini.
- 13 feb 2018
- 4 Min. de lectura
Hoy me desperté con ansias, salí de la carpa y solo desayuné unas galletitas con un poco de agua, como para dejar un poco de lado el mate. Ese también fue mi almuerzo, así que luego me fui a caminar al centro a recorrer un poco caminando para ver los locales que había. Estuve caminando aproximadamente una hora, a paso muy tranqui y sin apuro, eran ya las 14:00 hs y volví tranquilo hacia el camping, el día estaba muy lindo, despejado y con sol, hacía calor así que al llegar tome mucha agua, cuando llegué al camping me crucé con Chela, que es quien administra el camping y le comenté que a la tarde me juntaría con el Pato di Palma así que emocionada me dice que luego, cuando venga de verlo a él le cuente todo lo que pasó. Así que a las 17:00 hs partí junto con BetiAna a el complejo de Cabañas “Apo Inti” a unos 3 km del centro de Uspallata, donde allí llegué con Beti y entrando estacioné la moto a un lado de la cabaña de recepción. El Pato estaba sentado junto a su hijo y unos amigos tomando mates frente a su cabaña en una mesa redonda de color negro y arriba había dos equipos de mates, al llegar a la mesa, los saludo a todos, y me ofrecen asiento, yo aún con el casco en la mano, el Pato nos presenta a todos y me siento, me dice que deje el casco en la silla de al lado y me ofreció mates. Mateamos y charlamos un buen rato, mientras el comentaba de su encuentro con un Alemán de apellido Hoffman, que andaba viajado por Latinoamérica, y que lo había invitado a una de sus carreras. Resulta que este alemán fue con él y pegaron amistad. Tiempo después se vuelven a cruzar y él lo vuelve a invitar a otra carrera, y en el viaje miraba una revista donde vio una moto a lo que le dijo al Alemán que si ganaba esa carrera se compraría esa moto y comenzaría a viajar por Latinoamérica como él lo estaba haciendo. Dicho y hecho, ganó la carrera, aunque él estaba convencido de que no ganaría, pero el destino le dio vuelta la idea y salió campeón, por lo que se compró la moto que le había señalado al alemán y comenzó a preparar su viaje. Estuvo aproximadamente 64 días y recorrió Latinoamérica y nos contaba de sus experiencias en la aduana y el cruce fronterizo en Venezuela, de las cosas que le pasaron, como que llegaron justo al mediodía y la aduana cerró sus puertas para el almuerzo, entonces se fueron a sentar con las motos bajo una sombra y un policía salió y los corrió hacia otro sitio donde no había sombra y no se podían sentar, a todo esto, apareció un Argentino un poco pasado de alcohol y se les acercó diciéndoles a él y al compañero de viaje que no se les vaya a ocurrir salir solos desde la aduana había Venezuela porque las personas que estaban del otro lado ya los habían marcado, que si salían solos los iban a abordar para saquearles todas sus pertenecías, incluso, las motos. A lo que el Pato prestó poca importancia, ya que repetidamente les decía que pidan custodia en aduana, pensando en que tenía un acuerdo con los policías para sacarle dinero pero por curiosidad preguntó en aduana cuanto costaba la custodia y le respondieron que era gratis, así que sacaron la conclusión que no era mentira la advertencia que les hacia el Argentino. Esperaron que llegase el convoy y los escoltaron a través del primer pueblo, un jeep delante y uno detrás, y los custodios abriendo paso con ametralladoras en mano, realmente bastante jodida esa parte, como en todo Venezuela, los robos están a la orden del día. Bueno, después continuó contando algunas cosas y más detalles pero después me pasó unos contactos que él se había hecho en su viaje, que de seguro me vendrán genial. Y me preguntó porque estaba tantos días aquí en el pueblo, le comenté que estaba esperando unos papeles que me tenían que enviar de Córdoba, así que debía esperar a que lleguen, él, por su lado, se ofreció a traérmelos con su hijo que pasado mañana estaría viniendo para Uspallata, así que se comunicó con él para ver si pasaba por Rio Cuarto, pero solo pasaba por Venado Tuerto, Rufino o Villa María, a lo que yo me comunico con mi padre y Daniel para ver si alguien conocía a alguna persona que lo pueda llevar hasta allí, pero ninguno conocía, por lo que mi padre, al día siguiente, lo mandó con una empresa de encomiendas y paquetería. Luego, se levantaron y fueron a hacer sus cosas, mientras que yo recorría el complejo y veía la hermosa vista que tiene detrás de sus cabañas. Luego él se despide y me dice que se iba al centro a comprar unas cosas, por lo que nos saludamos y me recuerda que mañana viaja a Chile, pero después estaríamos en contacto. Él se va y yo me quedo un rato más en el complejo aprovechando el internet del lugar. Luego me voy rumbo al camping y al entrar en mi carpa, me predispuse a descansar, sin cenar y súper feliz me despido con esta frase: “la vida te da alegrías, aprovéchalas”. Hasta Mañana!
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