Día 16
- Andres Munini.
- 29 ene 2018
- 5 Min. de lectura
El día comenzó nuevamente, en casa de Gustavo Flores, me levanté y doble la ropa de cama, desinfle y doblé el colchón, tomamos mates con Gustavo e hice algunas ediciones en la página web, luego almorzamos churrascos con ensalada de tomates, algo rapidito, ya que hoy íbamos a conocer Villavicencio y él, junto con rosa, me acompañaban para ser mis guías. Partimos de su casa a las 14:00 hs aproximadamente, el día estaba lindo, soleado y caluroso, salimos hacia la estación de servicios, ubicada en la entrada de Fray Luis Beltrán, dónde lleno el tanque de BetiAna mientras Gustavo y rosa esperan en la salida. Subimos la autopista y nos dirigimos rumbo a Villavicencio, el cielo comenzaba a nublarse mientras circulábamos atravesando el centro de Mendoza. Ya con rumbo hacia nuestro destino, tomamos la ruta y seguimos viaje; la ruta estaba en buen estado, pero con muchos saltos y reparaciones (como casi todas las rutas de Mendoza), era recta, muy recta, con muy pocas curvas y muchos puentes pequeños que atravesamos. En medio del camino se encuentra la planta productora de materiales de construcción “Holcim” siendo la división de Mendoza. Luego llegamos a la Reserva Natural Villavicencio, donde a los pocos kilómetros nos encontramos con el Monumento Canota, el monumento representa el punto donde se dividió la Campaña Libertadora en dos, después de 12 horas de marcha. Uno de los murallones representa a las columnas comandadas por el General José de San Martín y el General Las Heras, el otro murallón representa a las columnas comandadas por el General O’Higgins. Está ubicado sobre la Ruta Provincial Nº 52 camino a Villavicencio. Aquí se cumplió la primera etapa de la División de Vanguardia del Ejército Libertador, al mando del General Las Heras en su ruta hacia Chile, partiendo el día 20 de enero hacia. Una placa colocada en una roca en la estancia recuerda el paso de esta columna. Allí me tomé una foto y seguimos marcha a Villavicencio, donde al acercarnos mas, comenzaron las curvas y subidas, el camino esta en muy buen estado en ese trayecto, mientras comenzamos a subir el paisaje se agranda y se pone más interesantes, las curvas comienzan a ser mas cercanas y mas cerradas, la verdad que para circular en moto es una maravilla, más si el clima ayuda, como nos sucedió que se nubló y dejo de pegar tan fuerte el sol, así que lo disfruté muchísimo, en una de las curvas encontramos un descanso donde paramos a estirar las piernas y tomar un poco de agua mientras disfrutamos del paisaje que en ese momento nos rodeaba. Luego de una media hora, más o menos, seguimos subiendo hasta que a unos 400 metros nos encontramos con la entrada al Hotel Termas de Villavicencio, donde también me tomé unas fotos frente al cartel, ingresamos y nos topamos con una guardia que nos detuvo el paso, la razón, pedía el ticket de entrada, a lo que yo respondí que solo quería tomarme una foto y ver desde afuera el hotel, pero me respondió que para seguir el sendero y para ver el hotel, que estaba a unos 300 metros, había que pagar, por lo que nos pareció absurdo pagar para ver un hotel desde afuera un ratito, porque encima no te dejan entrar para verlo desde el interior, así que pegamos la vuelta y salimos del complejo. Gustavo me preguntó si comenzábamos a subir por el sendero, le respondí que sí, pusimos en marcha a las nenas y comenzamos a subir, desde la entrada a la reserva hasta la entrada del Hotel el camino estaba en muy buen estado, pero desde la entrada del Hotel hacia arriba, ya cambiaba, es una mezcla de tierra, con ripio y piedras que han caído de las montañas, por ende, muchas de ellas son filosas, finas y puntudas, por lo que las motos se movían un poco para conducirlas, así que íbamos con mucha precaución, cabe destacar también que no existe ningún tipo de barandas entre el camino y los precipicios. La subida en varias ocasiones eran pronunciadas, por lo que estábamos obligados a bajar la marcha a segunda, incluso a primera. Luego de varias curvas circulando con precaución, el camino mejoraba y podíamos marchar con más velocidad, pero no por mucho, ya que empeoraba nuevamente, las motos se movían de lado al pisar una piedra que se movía bajo las ruedas, haciendo balancear con el cuerpo la estabilidad de la moto y teniendo la precaución de no acercarnos demasiado a las orillas sin necesidad. Mientras más subíamos el paisaje se veía cada vez más impresionante, mas alucinante, que me obligaban a detener la marcha, bajarme de BetiAna y sacar fotos, también de disfrutar de ese momento único, respirando el aire que corría muy despacio en esa altura, viendo al horizonte tan grande, majestuoso y extenso como nunca antes lo había visto. Después de detenerme muchas veces a lo largo de la subida, en una de las curvas nos cruzamos con Guanacos, donde paramos nuevamente para sacarle fotos, pero eran muy ariscos y no se quedaban al acercarme, así que desistí y seguimos, ya a los pocos kilómetros llegamos a la cima y todo se volvió llano, hicimos unos dos kilómetros y comenzó a bajar el camino, llegamos a una meseta, donde allí paramos, ya que más adelante el camino cambia por arena y no es fácil pasarla con las motos, de todas formas pasamos por unos 200 metros de arena, dentro de esa meseta que nos complicó un poco, porque se enterraban las motos. Aparcamos y fui a conocer el lugar, a unos 100 metros entre las montañas encontré una atracción llamada Mirador el Balcón, donde allí había gente tomando mates y conociendo, en ese lugar me crucé con dos personas, dos viajeros que se me quedaron detrás, observándome, a lo que me doy vuelta y les saludo, me responden y cuando digo otra palabra más me respondieron en inglés que no entendían, así que me puse a charlar en inglés con ellos, Martin y Elsa, de Holanda, quienes están viajando hace 6 meses, también me desearon mucha suerte y felicidad por mi viaje, más o menos habremos estado charlando una media hora, luego nos despedimos y continué hacia el mirador que estaba a pocos metros. Al llegar contemplo la magnitud de la caída, aproximadamente unos 80 metros de profundidad, que en ese momento el rio se encontraba seco, supongo que se llena con el deshielo, pero en esta época dicen que no corre una gota de agua. Luego de verlo, vuelvo donde estaba Gustavo y Rosa, al llegar veo que ya estaban tomando mates, así que me uní, y me preguntaron que había, le dije y me dijeron que cuando estuvieron allí no habían ido así que los dos se fueron a conocerlo también. Al regresar guardaron el mate y nos subimos nuevamente regresando por donde vinimos. Pasamos la entrada del hotel y continuamos bajando hasta donde habíamos parado en el descanso, yo venía con la moto apagada, ya que con la bajada que había la moto bajaba sola, paramos un rato allí y seguimos bajando, yo peche la moto e hice unos 10 km de bajada con la moto apagada, Gustavo y Rosa venían detrás de mi, pero al llegar hasta donde llegó la moto con la inercia, paré y los esperé. Mientras sacaba unas fotos el tiempo pasó y ya pasaron 20 minutos y ellos no aparecían, por lo que me preocupé y volví a buscarlos, luego de 5 kilómetros los cruzo de frente, me vuelvo a su lado y resulta que ellos tampoco me encontraban así que me estaban buscando también, nos desencontramos un momento, la única vez en todo el viaje, que luego sirvió para anécdota. Llegamos a su casa y llenos de tierra nos duchamos, después tomamos mates y cenamos más tarde. El día acabó temprano, ya que estábamos cansados y siendo las 00:00 nos fuimos a descansar, yo inflé el colchón, prepare las sábanas y a dormir.
La Frase de hoy es: “Disfruta lo que tus ojos ven, pues luego serán solo recuerdos”
Hasta Mañana!
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